La Mallorquina es una de esas cafeterías emblemáticas que no puede faltar en nuestra lista de lugares de visita si viajamos a Madrid.
Ubicada en pleno centro, en la estación de Sol, y fundada en 1947 sirve cafés, dulces y bollería tradicionales que realiza de forma artesanal y diaria.
Al entrar es un poco sofocante, la cafetería es tan recurrida tanto por turistas como por locales que está siempre llena y a veces puede ser complicado conseguir sitio o conseguir nuestro pedido.
Esta cafetería tiene dos pisos. En el primer piso se piden los pedidos para llevar o se puede tomar un café rápido.
Normalmente está lleno de personas que quieren llevarse dulces o bollos a casa. En el piso de arriba es donde se encuentra verdaderamente la cafetería, y para poder acceder a ella, habrá que entrar primero al piso de abajo, dirigirse a una máquina que da números y esperar la vez.
Es recomendable que esperes tu turno tan cerca como puedas, para poder oír al camarero cuando llame tu número.
Muchas veces la gente coge el número y después, debido al jaleo que hay, deciden irse, y otras veces simplemente salen del establecimiento para dejar paso a los que quieren comprar para llevar pero cuando gritan su número no lo oyen. Si esto ocurre se pasa la vez al siguiente.
Como la cafetería en sí no es muy grande en comparación con el número de afluencia de personas que tiene, lo mejor es tener paciencia para conseguir un muy merecido postre allí.
Paula Sanz